El desarrollo de la autonomía personal es un objetivo
prioritario en la educación de un niño y en la escuela es uno de los retos
básicos que se han de lograr.
Un niño que sea autónomo es aquel que es capaz de realizar
por sí mismo aquellas tareas y actividades propias de los niños de su edad y de
su entorno socio cultural.
Por contra un niño poco autónomo es un niño dependiente, que requerirá
continuamente la ayuda del adulto, con poca iniciativa a la hora de realizar
tareas y de alguna forma protegido en exceso.
Generalmente aquellos niños que gozan de escasos hábitos de autonomía pueden
presentar problemas de aprendizaje y de relación con los demás.
Viendo todo lo anterior, nos surge la duda sobre qué cosas podemos enseñar al
niño en sus primeros años de vida para que sea autónomo
Pues bien, lo primero que hemos de hacer es dejar que el niño haga todo aquello
que pueda realizar por sí mismo, siempre que aquello que va a hacer no entrañe
peligro alguno.
Se han de enseñar además aquellos hábitos que por su edad deban de estar
adquiridos, por ejemplo:
En el ámbito de la higiene personal y el vestido: controlar esfínteres, lavarse
las manos y los dientes, peinarse, usar algunos productos básicos de higiene,
ponerse los zapatos, los calcetines, las cremalleras, los botones, recoger su
ropa, etc.
En el ámbito de la alimentación podrá comer solo, usar los cubiertos correctamente,
respetar unas normas básicas de educación cuando se encuentre a la mesa,
recoger, etc.
En cuanto a la relación con los otros, ya sea en el
hogar o fuera de él, podrá saludar, respetar el turno de palabra, escuchar,
pedir la cosas por favor, dar la gracias, pedir prestado, compartir, hacer pequeños
recados, conocer lugares cercanos, evitar peligros a la hora ir por la calle,
evitar peligros en casa (enchufes, productos de limpieza,etc.), ordenar sus
juguetes, etc…
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