Los miedos en este período de edad son reacciones de alarma frente a situaciones que los niños y niñas viven como desconocidas o peligrosas. Tienen una función protectora porque les lleva a alejarse y a estar alerta frente a peligros reales.
Los niños y niñas experimentan miedos diferentes, la mayoría pasajeros, que aparecen y desaparecen en determinadas edades, que son normales y no deben preocupar a los padres y madres.
Los principales miedos en los pequeños de tres años surgen por su inagotable imaginación que les lleva a percibir lo fantástico como real, sintiendo temor de los ruidos fuertes, las tormentas, la oscuridad, los médicos, algunos animales, la sangre, alejarse de los padres, quedarse solos, los cambios, etc...
Debemos tener en cuenta que los miedos son una conducta normal y que ayudará a los niños a madurar, para ir adaptándose poco a poco al entorno y las personas que le rodean.
¿Cómo podemos ayudar?
- Permanecer tranquilos transmitiéndoles seguridad.
- Darles apoyo afectivo, afrontando juntos aquello que les atemoriza.
- Ayudarles a entender la diferencia entre un sentimiento de miedo y un peligro real.
- Reforzarles cada vez que consigan afrontar sus miedos.
- No sobreprotegerlos, ya que si lo hacemos reforzamos ese estado emocional e impedimos que que el niño desarrolle los mecanismos necesarios para afrontar sus temores.
- No castigarlos con cosas que puedan asustarlos.
- Desdramatizar la situación quitándole importancia.
- No hablar a otras personas de los miedos del niño o niña delante suyo.
- No obligarles a afrontar su miedo contra su voluntad, ya que debe afrontar su miedo de forma tranquila, relajada y a su ritmo.
- No ridiculizarlo nunca.
- Ir trabajando con ellos situaciones de miedo progresivamente, de forma que vaya consiguiendo pequeños logros.
- No compararlo con otros niños que no tengan miedos.
- Expresarnos sobre aquello que nos causa terror o miedo.
- Entretenerlo con algún juguete o actividad cuando veamos que se avecina una situación que sabemos que le puede producir temor.
- Elegir cuidadosamente cuentos, juguetes, películas, dibujos animados o documentales para evitar que crezcan sus miedos.
- Contarles cuentos que puedan ayudarles a desmitificar sus temores.
- Ante una situación que les produce miedo, hablarles con tono tranquilo, pausado y cariñoso
- Fomentar la autonomía e independencia de los pequeños.
- Hacerles ver que es normal tener miedo y que todos lo hemos sentido alguna vez.
- No ignorar el miedo de los pequeños con frases como: no te asustes, no tienes motivos. Porque pueden sentirse solos.
- No mentirles sobre una situación que les asusta, hay que anticiparse a ella explicándoles lo que va a pasar de manera sencilla para que puedan comprenderlo, por ejemplo cuando van a ir al médico.
Por último decir que hay situaciones contrarias al miedo y que los padres y madres deben fomentar, hablamos de la alegría, la risa, el humor, el enfado, la rabia...Aunque algunas de ellas nos parezcan negativas, no lo son, por ejemplo, enfrentarse a aquello que les asusta con rabia, puede ayudarles a superarlo.
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